Las normas de recepción actúan como una guía que define el trato que se debe brindar a los pacientes que se acercan al sanatorio.
En un sanatorio, como en toda organización orientada al público, se vuelve necesario adoptar una guía o un manual de procedimientos que englobe todos aquellos aspectos que se deben tener en cuenta al momento de recibir a los usuarios del servicio, en este caso en particular nos referimos a los pacientes.
En las instituciones hospitalarias debe prevalecer siempre la excelencia en el trato dispensado al paciente, ya que por lo general se trata de personas que requieren cuidados específicos. Para maximizar la calidad del servicio que brinda el sanatorio es importante cuidar la conducta y poner en práctica los valores que definen a una institución dedicada a la atención de la salud de las personas.
La recepción de un sanatorio es generalmente el lugar donde se inicia la atención sanitaria. Por eso se deben emplear las expresiones adecuadas y escuchar con atención lo que plantea el paciente. La persona a cargo de la recepción debe brindar un trato ameno, cuidando las formas y siendo respetuoso en todo momento. Si el paciente se muestra agresivo o amenazador el profesional debe evitar la confrontación directa e impedir que el conflicto se extienda hacia el terreno de lo personal. Para ello es conveniente reunirse con el paciente en un lugar más privado, invitarlo a tomar asiento y de manera serena buscar una solución al conflicto.
El personal que entabla una relación directa con el paciente debe ser amable y cálido en su trato puesto que suelen ser el rostro y la voz del sanatorio. Su actitud además de ser receptiva y cordial debe ir acompañada de una escucha activa, un tono de voz cálido y separando correctamente las palabras. Tanto la atención presencial como la atención telefónica debe efectuarse siempre con cordialidad, simpatía y dinamismo. El paciente se merece una escucha atenta, una respuesta amable y una solución efectiva.
El principal objetivo de las normas que acabamos de mencionar es el de actuar como guía para la conducta del personal hospitalario en su puesto de trabajo, sobre todo para los que se encargan del trato directo con los pacientes como los recepcionistas y los encargados de facturación sanatorial.
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